“Ahora soy un ladrón de bancos”, escribió en su perfil,

Asaltó una entidad financiera en Oregon, y luego ingresó a su sitio en Facebook para contarle al mundo lo que había hecho. Lo que no sabía es que los servicios de inteligencia norteamericanos estaban espiando y esas seis palabras bastaron para que le sigan la pista y lo detengan.


Con 29 años y vestido como la famosa caricatura de Waldo, Ryan Homsley asaltó una entidad financiera en Oregon, Estados Unidos, y cambió su estado en la red social. “Ahora soy un ladrón de bancos”, escribió y esas seis palabras bastaron para que el FBI le siga la pista y lo detenga, además, con pruebas de las cámaras de seguridad del banco.

Más allá del hecho que puede quedar para el anecdotario de la estupidez, a raíz de su detención se abrió un debate en las propias redes sobre si es lícito o no que las Agencias de seguridad estén espiando a los usuarios. Una corriente señala –y con acierto- que está muy bien que los Servicios de inteligencia “peinen” los contenidos, pues al fin y al cabo, son los propios usuarios quienes desnudan su intimidad exponiendo fotos, amistades, sentimientos, inclinaciones políticas, etc. En este caso, las Agencias no hacen más que “patrullar” lo que ven, ni más ni menos que andar por las calles de una ciudad.
Un alerta para quienes son fanáticos de estos sitios.